5.19.2013

Un gabinete

Un Gabinete de asesoría política


Un gabinete* es la antesala de un dormitorio principal.
Una sala menor donde se recibe a las visitas de confianza; la misma que convierte a sus depositarios automáticamente en visitas de prioritaria importancia.
Confianza no entendida como intimidad, puesto que el gabinete es la antesala, no el dormitorio.
Se despachan en el gabinete asuntos de relevancia e interés, sin prisa ni apremio, con detalle y en condiciones de total garantía en el tratamiento que merecen esos asuntos, puesto que éstos cobran la importancia de quien los porta.




Un buen gabinete de asesoría política debe ya, no solo conocer, sino reconocer a la nueva política. Reconocer su irreversibilidad, su envergadura y tratar de localizar al menos, las tendencias por las que es posible vayamos a transitar, y de hecho, muy posiblemente estemos ya transitando, sin ser del todo conscientes de ello.

La nueva política no es una  simple secuencia aislada temporal ni temáticamente de la realidad. Se trata del nuevo hilo conductor, porque la política, por múltiples causas concomitantes, se ha abierto en canal y es ya una relación de impacto multidireccional, en constante interacción e implicación con todas las esferas y actores emergentes que van constituyendo una nueva realidad.

La nueva política no ha emergido de las instituciones. La nueva política se ha abierto paso a través y a pesar de ellas. La política no es ya un plano; la nueva política es esférica y se refiere a la tridimensionalidad que adquiere al incorporar a escena y con papel protagonista al tercer actor, al ciudadano – receptor – emisor - elector. Además, y gracias a la irreversibilidad de la comunicación en red, la nueva política se configura y abre paso a través de un tercer espacio; aquel que hace convivir lo físico y lo virtual como partes ya indisolubles de una misma realidad social y política. Un escenario en el que se sitúa una nueva comunidad, puesto que las relaciones entre sus actores son nuevas, en la que conviven emergentes fórmulas de expresión y organización, y cuyas consecuencias son tan reales como las que hasta ahora ha tenido la forma y medios de la política previa.

Al tiempo que sus agentes tradicionales, partidos, instituciones, sindicatos, etc. se mantienen en  estructuras y modelos cerrados, impermeables, temerosos, propios de la era bidimensional de la política, cuando era ésta una realidad plana en la que solo intervienen dos dimensiones cruzadas en un eje de coordenadas (políticos/instituciones; izquierda/derecha), la nueva política, ampliando a una tercera dimensión sus límites, va configurando todo un nuevo escenario en el que se desarrolla ya el presente y no parece vaya a desaparecer en el futuro.

La política esférica se expresa y desarrolla a través de las TICs, puesto que en ellas y por ellas se ha abierto paso la tercera dimensión de la polítical La Red, como columna vertebral, como medio de transmisión y configuración de relaciones y estructuras, posibilita la nueva acción, organización y expresión política.

Los actores tradicionales no monopolizan ya la comunicación, movilización y organización socio políticos, sino que el ciudadano en red dispone de parte de esos recursos de poder y  hace uso de ellos, aún algo insconcientemente de lo que significa lo que tiene entre manos. No sabemos aún hasta donde llegará ni cómo esa utilización e influencia de los medios, pero de momento el cambio no parece reversible.

Naturalmente, la asesoría política debe adaptarse a la nueva política desde la excelencia que exigen nuestros asesorados y el compromiso ético que merecen sus legítimos merecedores últimos: l@s ciudadan@s.


Será incorporando al acervo que la asesoría política clásica nos brinda, todo aquello que la nueva política exige, sin considerarlo ajeno ni amenazante, sino complementario y enriquecedor. Ha comenzado ya un ejercicio obligado para la profesión si pretende no sucumbir con la vieja política y formar parte del cambio del que debe ser necesariamente responsablemente agente activo.

* Según primera acepción de la RAE: “Habitación más reducida que la sala, donde se recibe a las personas de confianza”