2.18.2013

Hambre de líderazgo


Hambre de líderazgo

El liderazgo es una relación.
Y estamos divorciados.
Hay líderes sin comunidades a las que liderar, y comunidades sin líderes guiando.
Quizás porque seguimos buscando líderes como hasta ahora los hemos conocido y aún somos incapaces de reconocer los nuevos modelos en los que se concretarán los liderazgos políticos y sociales en un futuro no demasiado lejano. De hecho, se están ya confeccionando en la confluencia de los nuevos medios de comunicación y las corrientes de opinión y cambio que discurren silenciosa pero imparablemente.
Liderazgo político es la relación que se establece entre una comunidad y un actor político (puede ser individual o colectivo) que tiene que reunir unas características, entre las que son irrenunciables:
  • Actúa con coherencia. Transmite confianza.
  • Demuestra fortaleza. Transmite seguridad.
  • Es “uno de los nuestros”. Transmite sentimiento de pertenencia al grupo.


Análisis algo reduccionista en principio si no profundizamos en lo que significa cada una de las características y lo que suponen, un sin fin de elementos concomitantes en constante interacción y retro modificación.

  1. Coherencia, entre lo que se dice y se hace. En ocasiones no se hace lo que se dice, sin embargo, la comunidad, y en virtud de otras circunstancias (la trayectoria del líder, el deseo de “creer”, las condiciones del entorno, la coyuntura política, etc.) otorga “bula” al líder y excusa o disculpa la falta de coherencia. Pero esa disculpa siempre tiene que partir “voluntariamente” de la comunidad al líder, nunca es el líder quien la esgrime. Y desde luego, es limitada en el tiempo, ya que cambiarán las circunstancias que posibilitaron dicha “bula” hacia la incoherencia.
La coherencia es lo que en mayor medida transmite la tan deseada confianza.
La confianza es una apreciación que se otorga a otro u otros. Es de las pocas que pueden ser un absoluto, es decir, o se otorga o no, aunque también es posible otorgar una relativa confianza (en un momento o para algo en concreto).
Asimismo, desde la perspectiva de quién inspira confianza en otros, está íntimamente relacionada con la confianza en uno mismo, o autoconfianza. La confianza en uno mismo es transmitida fundamentalmente por aquellos que demuestran actitudes y comportamientos osados, audaces; la valentía, característica también muy apreciada en el líder en momentos de convulsión o cambio.
La confianza es recíproca o no es. Un líder pues, debe confiar en aquellos a quien lidera. No se puede confiar en quien no confía.


  1. Fortaleza, fuerza, vigor, tiene que ver con la capacidad de resistir, avanzar, superar obstáculos y conseguir objetivos. Quién es capaz de transmitir fortaleza, es reconocido como fiable. Tiene que demostrar algunas capacidades y cualidades además de una cierta trayectoria reconocida de éxito, ya que, la determinación en la defensa de ideas y objetivos no es suficiente. Es necesario que la colectividad crea que los objetivos por los que demuestra fortaleza el líder, son objetivos colectivos, que implican beneficios para la comunidad a la que lidera, y que es capaz de conseguirlos. Así pues, es líder el que demuestra esa fortaleza y transmite fiabilidad, en el camino hacia un futuro colectivo. Un líder puede que luche solo por sí, pero no sólo para sí.

  1. “Uno de los nuestros”, pertenece a nuestra clase, a nuestro grupo, y no al de “los otros”. Puede ser uno de los nuestros por procedencia o por pertenencia en la actualidad. Debe tener origen en la clase a la que va a representar y guiar o reconocerse perteneciente a ella por plena convicción y circunstancias. La pertenencia al grupo otorga un grado de confianza puesto que se presupone la coherencia.
Sin embargo, ser uno de los nuestros no puede significar que es igual que nosotros, puesto que el líder debe tener algo más y mejor, ser más fuerte, con más y mejores capacidades y condiciones que los que pertenecen a su clase. Ser uno de los nuestros siendo mejor nosotros poseyendo un valor diferenciado, ve el futuro, nos lo presenta y sabe cómo llevarnos a él. Un líder es quién va por delante, quien abre camino. No se puede seguir a quien va detrás.

No consideraré aquí el factor suerte, puesto que aunque puede influir, no creo que si se construye un liderazgo exclusivamente en base a la coincidencia circunstancial de la concurrencia de las 3 variables en un momento determinado y por una mera casualidad y no causalidad, ese liderazgo es efímero. Y el liderazgo, además, debe mantener una cierta perdurabilidad en el tiempo para ser considerado y reconocido como tal.
Los liderazgos surgidos en la Red en la era digital, son tremendamente volátiles, surgen y se evaporan a una velocidad vertiginosa, si es que no tienen un referente sólido fuera del medio 2.0.

3 casos. Ada Colau, Beatriz Talegón y Alberto Garzón

Ada es una líder social. La pasión de la política libre, sin ataduras.
Al tiempo que resolutiva de problemas concretos e identificados en el tiempo y espacio donde actúa. No sé si son o no tiempos estos de grandes construcciones ideológicas, pero parece que estas en esta ocasión histórica, quizás partan de los hechos concretos del pie de obra, más que de las construcciones científicas del pensamiento.
Ada va muy servida de confianza, porque dice y hace: coherencia. Además, tiene la capacidad de transmitir confianza proveniente de su auto confianza, la convicción y defensa de sus ideas.
Ada hace propuestas concretas y las lleva a cabo, respecto a un tema concreto que máxima sensibilidad social. No es tan importante el resultado como la intención que se le reconoce y supone.
Su fortaleza proviene de la acción de campo y su convicción en la causa concreta que defiende, además de la obtención de resultados concretos con acciones al margen, o en el límite, de los poderes institucionales.
Se está enfrentando con contundencia a los poderes establecidos, partidos e instituciones políticas y económicas, que pierden legitimidad diariamente, lo que la garantiza un plus de reconocimiento social y envergadura política.
Su fortaleza y contundencia no se transmite como arrogancia o vanidad puesto que es “uno de los nuestros”. No pertenecer a un partido, hecho que genera desconfianza al vincularse a pertenecer a una clase que se defiende entre sí y no defiende los intereses de “los nuestros”.
A pesar de estar sometida al descrédito de la derecha política de partido y de los medios de comunicación de derecha tradicionales, es un descrédito proveniente del otro lado de la frontera ideológica, la derecha, lo que además puede suponer un refuerzo para su credibilidad. Al tiempo, su reconocimiento de las bases sociales es transversal, y eso rompe las fronteras ideológicas en las bases sociales
Un plus: Ada es líder a su pesar.
Un handicap: es líder a su pesar.

Beatriz ha aprovechado un golpe de liderazgo carismático que ha caído sobre terreno de “hambre” de liderazgo que sufre partido, el PSOE.
Incurrió en la incoherencia argumental y de acción lo que derrumbó la confianza que generó rápidamente con la emisión del vídeo sobre su intervención en la IS. Todo lo que dijo en el vídeo, enfrentándose no tanto a sus líderes, sino a una forma de hacer política, inmediatamente después fue percibido como falso puesto que siguió en línea política que parecía haber criticado. Reconoció, por ejemplo, que la había llamado ZP y muchos de sus dirigentes y lo hizo con cierto orgullo que fue interpretado como arrogancia al abandonar casi inmediatamente el relato de defensa de “los nuestros”, los jóvenes desempleados. Cayó en la trampa del exhibicionismo junto al poder y los cargos. Olvidó mencionar a los cientos de compañeros que la acompañan en esto. Y a esos jóvenes por los que mostró interés en el discurso que la llevó a la fama.
Ha tratado de legitimarse siendo de “los nuestros” al mostrar un CV, pero solo relativo a su procedencia, pero ha caído al dejarse ver con las cúpulas a las que criticó.
No se han hecho públicas, al menos de manera potente y visible, sus propuestas.
Se quedó, por lo que sabemos, en la denuncia.
Ha habido una mala gestión del incidente del sábado 16-02-2013, en la manifestación contra los desahucios, a la que acudió, entre otros, con López Aguilar. Debería haberle restado importancia y haber tratado de devolver el discurso a lo que fue la tecla que lo lanzó a la fama de manera tan veloz: en el vídeo denuncia el funcionamiento de una organización socialista pero no tanto por su funcionamiento sino por su falta total de sensibilidad con los problemas reales de los jóvenes, el desempleo y la precariedad. Esa fue la clave del éxito del vídeo: se enfrentó a las elites de su organización por los demás, por los suyos, por los jóvenes.
En su enfrentamiento con Ada en el programa del sábado noche 16-02-2013 ahonda en la ruptura de su partido con la sociedad, no tiende puentes, que son la clave para la reconciliación que necesita imperiosamente la organización de partido para retomar credibilidad y la fortaleza.
Transmite poca fortaleza ante las cámaras de TV, se muestra a la defensiva, incapaz de reconducir el discurso hacia su fuerza inicial. Transmite así poca seguridad imprescindible en todo líder.
Ascenso demasiado rápido y circunstancial, difícilmente reconstruíble en corto espacio de tiempo puesto que la fractura de la confianza es un trabajo de largo recorrido que requiere el establecimiento de una trayectoria temporal larga en la que se demuestre coherencia entre lo que se dice y lo que se está haciendo.
Un plus: su partido la necesita desesperadamente.
Un hándicap: su partido


Alberto es el corredor de fondo. Posee algo de liderazgo ilustrado, lo que le confiere una imagen algo fría y distante.
El academicismo le hace parecer falto de rabia, de pasión política. Podría atenuarse esta percepción por su pertenencia a “los nuestros” por origen como joven activista del 15M. Sí proporciona propuestas pero quedan algo difusas y están excesivamente encorsetadas y percibidas por lo que dice su partido. Además, no se adelanta a ellas, no es la voz “líder” del partido, aunque sí de su entorno social.
Debería situarse más en los puentes entre la organización de partido y los movimientos sociales, en los que será bienvenido. Eso podría evitar que transmitiese una cierta sensación de soledad en su trayectoria.
Dispone de la confianza que le confiere su coherencia y trayectoria, sin embargo, en ocasiones puede verse salpicada la desconfianza depositada en su partido por alianzas con la derecha o gestiones de partido algo anacrónicas.
El tiempo y la trayectoria, es decir, el relato, van a ser claves para la construcción del liderazgo de Alberto. Cree necesitar el paraguas del partido y sin embargo, es el partido quien lo necesita a él, su legitimidad de origen, su limpieza y juventud.
Alberto debería apostar por un liderazgo compartido, tender la mano a los otros líderes y fuerzas de izquierda, tanto de partido como sociales. Eso le situaría en la mejor posición estratégica para conformar esos nuevos modelos de liderazgos que sí agarrarán realmente en la nueva política.
Un plus: no parece buscar confrontación pero tampoco rehuirla.
Otro plus: es un líder en la Red pero no solo en la Red.
Un handicap: su partido


El liderómetro:
* poco ** regular *** mucho


Coherencia
Confianza
Fortaleza
Seguridad
Uno de los nuestros

Ada
***
***
***
Beatriz
*
*
**
Alberto
**
**
**


El liderismo, se compone de:
El líder, la comunidad liderada, el ambiente en el que se produce.

Hasta aquí hablar sobre el liderazgo con el foco sobre una de las partes de la relación: el líder.
Pero hay otra parte: la comunidad que otorga el reconocimiento de liderazgo.
Dicha relación se desarrolla en un tiempo y espacio concreto: el ambiente. Éste es el que con todas las variables que con componen, es una situación de “hambre de liderazgo”.