Hambre de líderazgo
El
liderazgo es una relación.
Y
estamos divorciados.
Hay líderes
sin comunidades a las que liderar, y comunidades sin líderes guiando.
Quizás
porque seguimos buscando líderes como hasta ahora los hemos conocido y aún
somos incapaces de reconocer los nuevos modelos en los que se concretarán los
liderazgos políticos y sociales en un futuro no demasiado lejano. De hecho, se
están ya confeccionando en la confluencia de los nuevos medios de comunicación
y las corrientes de opinión y cambio que discurren silenciosa pero
imparablemente.
Liderazgo
político es la relación que se establece entre una comunidad y un actor
político (puede ser individual o colectivo) que tiene que reunir unas
características, entre las que son irrenunciables:
- Actúa con coherencia. Transmite confianza.
- Demuestra fortaleza. Transmite seguridad.
- Es “uno de los nuestros”. Transmite sentimiento de pertenencia al grupo.
Análisis
algo reduccionista en principio si no profundizamos en lo que significa cada
una de las características y lo que suponen, un sin fin de elementos
concomitantes en constante interacción y retro modificación.
- Coherencia, entre lo que se dice y se hace. En ocasiones no se hace lo que se dice, sin embargo, la comunidad, y en virtud de otras circunstancias (la trayectoria del líder, el deseo de “creer”, las condiciones del entorno, la coyuntura política, etc.) otorga “bula” al líder y excusa o disculpa la falta de coherencia. Pero esa disculpa siempre tiene que partir “voluntariamente” de la comunidad al líder, nunca es el líder quien la esgrime. Y desde luego, es limitada en el tiempo, ya que cambiarán las circunstancias que posibilitaron dicha “bula” hacia la incoherencia.
La coherencia es lo que en mayor medida transmite la tan
deseada confianza.
La confianza es una apreciación que se otorga a otro u otros.
Es de las pocas que pueden ser un absoluto, es decir, o se otorga o no, aunque
también es posible otorgar una relativa confianza (en un momento o para algo en
concreto).
Asimismo, desde la perspectiva de quién inspira confianza en
otros, está íntimamente relacionada con la confianza en uno mismo, o
autoconfianza. La confianza en uno mismo es transmitida fundamentalmente por
aquellos que demuestran actitudes y comportamientos osados, audaces; la
valentía, característica también muy apreciada en el líder en momentos de
convulsión o cambio.
La confianza es recíproca o no es. Un líder pues, debe confiar
en aquellos a quien lidera. No se puede confiar en quien no confía.
- Fortaleza, fuerza, vigor, tiene que ver con la capacidad de resistir, avanzar, superar obstáculos y conseguir objetivos. Quién es capaz de transmitir fortaleza, es reconocido como fiable. Tiene que demostrar algunas capacidades y cualidades además de una cierta trayectoria reconocida de éxito, ya que, la determinación en la defensa de ideas y objetivos no es suficiente. Es necesario que la colectividad crea que los objetivos por los que demuestra fortaleza el líder, son objetivos colectivos, que implican beneficios para la comunidad a la que lidera, y que es capaz de conseguirlos. Así pues, es líder el que demuestra esa fortaleza y transmite fiabilidad, en el camino hacia un futuro colectivo. Un líder puede que luche solo por sí, pero no sólo para sí.
- “Uno de los nuestros”, pertenece a nuestra clase, a nuestro grupo, y no al de “los otros”. Puede ser uno de los nuestros por procedencia o por pertenencia en la actualidad. Debe tener origen en la clase a la que va a representar y guiar o reconocerse perteneciente a ella por plena convicción y circunstancias. La pertenencia al grupo otorga un grado de confianza puesto que se presupone la coherencia.
Sin embargo, ser uno de los nuestros no puede significar que
es igual que nosotros, puesto que el líder debe tener algo más y mejor, ser más
fuerte, con más y mejores capacidades y condiciones que los que pertenecen a su
clase. Ser uno de los nuestros siendo mejor nosotros poseyendo un valor diferenciado,
ve el futuro, nos lo presenta y sabe cómo llevarnos a él. Un líder es quién va
por delante, quien abre camino. No se puede seguir a quien va detrás.
No
consideraré aquí el factor suerte, puesto que aunque puede influir, no creo que
si se construye un liderazgo exclusivamente en base a la coincidencia circunstancial
de la concurrencia de las 3 variables en un momento determinado y por una mera
casualidad y no causalidad, ese liderazgo es efímero. Y el liderazgo, además,
debe mantener una cierta perdurabilidad en el tiempo para ser considerado y
reconocido como tal.
Los
liderazgos surgidos en la Red en la era digital, son tremendamente volátiles,
surgen y se evaporan a una velocidad vertiginosa, si es que no tienen un
referente sólido fuera del medio 2.0.
3 casos. Ada
Colau, Beatriz Talegón y Alberto Garzón
Ada
es una líder social. La pasión de la política libre, sin ataduras.
Al
tiempo que resolutiva de problemas concretos e identificados en el tiempo y
espacio donde actúa. No sé si son o no tiempos estos de grandes construcciones
ideológicas, pero parece que estas en esta ocasión histórica, quizás partan de
los hechos concretos del pie de obra, más que de las construcciones científicas
del pensamiento.
Ada
va muy servida de confianza, porque dice y hace: coherencia. Además, tiene la
capacidad de transmitir confianza proveniente de su auto confianza, la
convicción y defensa de sus ideas.
Ada
hace propuestas concretas y las lleva a cabo, respecto a un tema concreto que
máxima sensibilidad social. No es tan importante el resultado como la intención
que se le reconoce y supone.
Su
fortaleza proviene de la acción de campo y su convicción en la causa concreta
que defiende, además de la obtención de resultados concretos con acciones al
margen, o en el límite, de los poderes institucionales.
Se
está enfrentando con contundencia a los poderes establecidos, partidos e
instituciones políticas y económicas, que pierden legitimidad diariamente, lo
que la garantiza un plus de reconocimiento social y envergadura política.
Su
fortaleza y contundencia no se transmite como arrogancia o vanidad puesto que
es “uno de los nuestros”. No pertenecer a un partido, hecho que genera
desconfianza al vincularse a pertenecer a una clase que se defiende entre sí y
no defiende los intereses de “los nuestros”.
A
pesar de estar sometida al descrédito de la derecha política de partido y de
los medios de comunicación de derecha tradicionales, es un descrédito
proveniente del otro lado de la frontera ideológica, la derecha, lo que además
puede suponer un refuerzo para su credibilidad. Al tiempo, su reconocimiento de
las bases sociales es transversal, y eso rompe las fronteras ideológicas en las
bases sociales
Un
plus: Ada es líder a su pesar.
Un
handicap: es líder a su pesar.
Beatriz
ha aprovechado un golpe de liderazgo carismático que ha caído sobre terreno
de “hambre” de liderazgo que sufre partido, el PSOE.
Incurrió
en la incoherencia argumental y de acción lo que derrumbó la confianza que
generó rápidamente con la emisión del vídeo sobre su intervención en la IS. Todo
lo que dijo en el vídeo, enfrentándose no tanto a sus líderes, sino a una forma
de hacer política, inmediatamente después fue percibido como falso puesto que
siguió en línea política que parecía haber criticado. Reconoció, por ejemplo,
que la había llamado ZP y muchos de sus dirigentes y lo hizo con cierto orgullo
que fue interpretado como arrogancia al abandonar casi inmediatamente el relato
de defensa de “los nuestros”, los jóvenes desempleados. Cayó en la trampa del
exhibicionismo junto al poder y los cargos. Olvidó mencionar a los cientos de
compañeros que la acompañan en esto. Y a esos jóvenes por los que mostró
interés en el discurso que la llevó a la fama.
Ha
tratado de legitimarse siendo de “los nuestros” al mostrar un CV, pero solo
relativo a su procedencia, pero ha caído al dejarse ver con las cúpulas a las
que criticó.
No
se han hecho públicas, al menos de manera potente y visible, sus propuestas.
Se
quedó, por lo que sabemos, en la denuncia.
Ha
habido una mala gestión del incidente del sábado 16-02-2013, en la
manifestación contra los desahucios, a la que acudió, entre otros, con López
Aguilar. Debería haberle restado importancia y haber tratado de devolver el
discurso a lo que fue la tecla que lo lanzó a la fama de manera tan veloz: en
el vídeo denuncia el funcionamiento de una organización socialista pero no
tanto por su funcionamiento sino por su falta total de sensibilidad con los
problemas reales de los jóvenes, el desempleo y la precariedad. Esa fue la
clave del éxito del vídeo: se enfrentó a las elites de su organización por los
demás, por los suyos, por los jóvenes.
En
su enfrentamiento con Ada en el programa del sábado noche 16-02-2013 ahonda en
la ruptura de su partido con la sociedad, no tiende puentes, que son la clave
para la reconciliación que necesita imperiosamente la organización de partido
para retomar credibilidad y la fortaleza.
Transmite
poca fortaleza ante las cámaras de TV, se muestra a la defensiva, incapaz de
reconducir el discurso hacia su fuerza inicial. Transmite así poca seguridad
imprescindible en todo líder.
Ascenso
demasiado rápido y circunstancial, difícilmente reconstruíble en corto espacio
de tiempo puesto que la fractura de la confianza es un trabajo de largo
recorrido que requiere el establecimiento de una trayectoria temporal larga en
la que se demuestre coherencia entre lo que se dice y lo que se está haciendo.
Un
plus: su partido la necesita desesperadamente.
Un hándicap:
su partido
Alberto
es el corredor de fondo. Posee algo de liderazgo ilustrado, lo que le confiere
una imagen algo fría y distante.
El
academicismo le hace parecer falto de rabia, de pasión política. Podría
atenuarse esta percepción por su pertenencia a “los nuestros” por origen como joven
activista del 15M. Sí proporciona propuestas pero quedan algo difusas y están excesivamente
encorsetadas y percibidas por lo que dice su partido. Además, no se adelanta a
ellas, no es la voz “líder” del partido, aunque sí de su entorno social.
Debería
situarse más en los puentes entre la organización de partido y los movimientos
sociales, en los que será bienvenido. Eso podría evitar que transmitiese una
cierta sensación de soledad en su trayectoria.
Dispone
de la confianza que le confiere su coherencia y trayectoria, sin embargo, en
ocasiones puede verse salpicada la desconfianza depositada en su partido por
alianzas con la derecha o gestiones de partido algo anacrónicas.
El
tiempo y la trayectoria, es decir, el relato, van a ser claves para la
construcción del liderazgo de Alberto. Cree necesitar el paraguas del partido y
sin embargo, es el partido quien lo necesita a él, su legitimidad de origen, su
limpieza y juventud.
Alberto
debería apostar por un liderazgo compartido, tender la mano a los otros líderes
y fuerzas de izquierda, tanto de partido como sociales. Eso le situaría en la
mejor posición estratégica para conformar esos nuevos modelos de liderazgos que
sí agarrarán realmente en la nueva política.
Un
plus: no parece buscar confrontación pero tampoco rehuirla.
Otro
plus: es un líder en la Red pero no solo en la Red.
Un
handicap: su partido
El
liderómetro:
*
poco ** regular *** mucho
Coherencia
Confianza
|
Fortaleza
Seguridad
|
Uno
de los nuestros
|
|
Ada
|
***
|
***
|
***
|
Beatriz
|
*
|
*
|
**
|
Alberto
|
**
|
**
|
**
|
El
liderismo, se compone de:
El
líder, la comunidad liderada, el ambiente en el que se produce.
Hasta
aquí hablar sobre el liderazgo con el foco sobre una de las partes de la relación:
el líder.
Pero
hay otra parte: la comunidad que otorga el reconocimiento de liderazgo.
Dicha
relación se desarrolla en un tiempo y espacio concreto: el ambiente. Éste es el
que con todas las variables que con componen, es una situación de “hambre de
liderazgo”.